¿Ha tenido problemas con comerciantes que nunca se presentaban, que salaban las facturas o que en general hacían el lío? Entonces no estás solo. Así lo demuestran todos los informes a la Junta General de Quejas, ARN, y todas las llamadas telefónicas a los asesores del consumidor del país. Consejos & El reportero de Rön, Pontus Ohlin, es uno de los heridos. Lea y aprenda de sus errores.

Durante seis años hemos vivido en el mismo condominio, mi esposa y yo. Durante ese tiempo, hemos tenido dos renovaciones importantes y, como era de esperar, ambas intervenciones romperían la barrera de las 100.000 coronas con facilidad.

 Lo primero fue la cocina. Fue en la primavera de 2007 y habíamos contratado a un contratista que, por una fortuna prestada, se encargó de todo: montaje, carpintería, electricidad, la limpieza.

Aparte de una factura de pintura salada, un par de comentarios sarcásticos y algunos estantes ensamblados descuidadamente, todavía estábamos bastante contentos con el resultado. En cualquier caso, quiero recordar que terminaron el trabajo en un tiempo razonable.

Pero nunca que quisiéramos volver a contratarlos. Y nunca que reformaríamos un baño nosotros solos, eso estaba fuera de discusión. Este verano, cuando en nuestra familia pronto tendríamos cuatro años, y cuando habíamos decidido finalmente lanzar el proyecto, tenía que ser otro emprendedor en su lugar. Entonces, una empresa que pidió dinero prestado contra una caja pudo transformar nuestro viejo y húmedo cuarto húmedo en algo agradable, de lo que no teníamos que avergonzarnos.

 Sin lujos, solo unos pocos metros cuadrados de estándar tolerable. Esto es lo que hicimos y, en retrospectiva, esto es lo que deberíamos haber hecho.

1. los preparativos

Hizo:  Se puso en contacto con el banco y pidió dinero prestado. Era principios de verano y, al mismo tiempo que comenzamos a requisar azulejos, grifos y otros accesorios de diferentes proveedores, solicitamos cotizaciones de tres contratistas diferentes.

Impresiones tras tres visitas domiciliarias: La primera me pareció profesional pero demasiado cara, la segunda -que nos habían recomendado "calurosamente"- lamentablemente no tuvimos tiempo, y la tercera, dos amigos... bueno, no solo nos dieron una decente precio bajo, pero también podía prometer con confianza que terminarían el trabajo a tiempo, es decir, al menos cinco semanas antes de que naciera nuestro segundo hijo.

- ¡No hay problema, lo arreglaremos!

El asunto fue arreglado. Se escribieron contratos, se llenaron formularios de deducción de ROT, se entregaron llaves y nos dimos la mano.

Debería haberlo hecho:  Lea, no, hojeó el contrato antes de firmar y no se distrajo con nuestro hijo de tres años que era como un pinball, la inquietud personificada en ese momento. Sí, por supuesto que habríamos contratado a una niñera. Por experiencia, también nos habríamos dado cuenta de que el concepto de fecha límite puede interpretarse de manera un poco diferente y que, por lo tanto, habríamos acordado la llamada penalización por demora.

Asimismo, habríamos requerido referencias y utilizado el llamado formulario del artesano, que se puede descargar de forma gratuita desde la página web de la Agencia de Consumo. Además, por supuesto, habríamos navegado por la red y nos habríamos familiarizado con todas las trampas posibles. Uno de nosotros todavía trabaja en Råd & ¡Hallazgo!

CONSEJOS: El folleto para artesanos recientemente publicado por la Agencia del Consumidor, que se puede descargar gratis. Avisa a los vecinos.

2 Acceso

Hizo: Disfruté de las vacaciones. Era una cálida mañana de mediados de julio, brillaba el sol y salimos de casa a pasar una semana de vacaciones en Gotland, y ya a bordo del ferry imaginamos cómo arrancaron y consignaron a la historia de los cuartos húmedos esos asquerosos metros cúbicos viejos. Ese fue el acuerdo, que "comenzarían el trabajo" media hora después de que nos hubiéramos ido. Asimismo, como decían, solo nos enfrentaríamos a un agujero vacío y negro cuando llegáramos a casa. Relleno y acabado, esperando que se coloquen los azulejos, el fregadero, la bañera y todo lo demás. Vitoreamos y el hijo consiguió helado.

Debería haberlo hecho: Esperé hasta el próximo ferry, porque cuando llegamos a casa una semana después, no habían hecho nada más que pegar con cinta adhesiva un plástico protector en el pasillo fuera del baño. También habríamos requerido un plan de trabajo por escrito y no conformarnos con medio minuto de dibujo verbal.

CONSEJOS: Solicitar referencias. Cuanto más, mejor.

3 El trabajo

Hizo: Inmediatamente llamó al jefe de proyecto que habían designado los dos compinches, y quien inició la conversación aullando sobre un malentendido interno: - Bueno, les había dicho a los muchachos que... Empacamos y nos fuimos al otro destino de las vacaciones. En el auto allí, por supuesto que comenzamos a temer una cosa u otra, pero no que el gerente del proyecto y sus gerentes fueran un tema de conversación más importante que nuestro hijo y nuestro hijo por nacer hasta el otoño.

Debería haberlo hecho: Quedarnos en casa, tener un mejor control de nuestro pequeño castillo. Porque cuando volvimos a casa, después de otra semana, todavía no habían causado sensación. Y los días posteriores a nuestra llegada a casa deberíamos habernos registrado en un hotel durante seis semanas. Porque recién entonces, cuando terminaron las vacaciones, cuando el niño estaba a punto de comenzar de nuevo el jardín de infantes, comenzó el trabajo, tres semanas después del inicio acordado.

CONSEJOS: Acuerde quién será responsable de la limpieza antes de que comience la renovación.

4 El director del proyecto

Hizo: No recuerdo todas las veces que lo llamamos, la frecuencia con la que no respondió y nunca volvió a llamar en todas estas semanas. ¿40, 50, 60, más veces?

Mi esposa finalmente se negó a tener nada que ver con el hombre. Todas sus excusas, también. Si no se trataba de enfermedades, eran los atascos o que uno de los artesanos de repente había tenido que acompañar a un familiar al dentista (!).

Pero la mayor parte del tiempo, en realidad solo culpaba al puro olvido. El hecho de que su sustento consistiera en parte en arreglar un apartamento que estaba polvoriento, olía a cueva y también albergaba a un niño de tres años y una mujer en avanzado estado de gestación no parecía preocuparle en absoluto.

Debería haberlo hecho: Golpeó la mesa con el puño, regañó a los compinches y exigió un nuevo director de proyecto. Pero en la precaria posición de dependencia en la que nos encontrábamos, por lo general no eran más que unos pequeños pitidos suplicantes los que caían en oídos sordos. - Lo siento, pero tú, ahora mi esposa puede dar a luz en cualquier momento.

- Bueno..., sí, pero esto no debería llevar más que unos días más.

CONSEJOS: Solicite los nombres completos y la información de contacto de todos los involucrados.

5 Higiene

Hizo: Deje las ventanas abiertas y aspire regularmente. Nos duchábamos en el trabajo, con vecinos y amigos, y todas las actividades de aseo censuradas se realizaban principalmente en el lavadero común de la casa. Para mi esposa, que por lo tanto llevaba un feto de ocho a nueve meses en su estómago, esta existencia era, por supuesto, una pura pesadilla.

Debería haberlo hecho: Bueno, ¿qué más podríamos haber hecho?

CONSEJOS: Planifique la renovación con tiempo y espere contratiempos.

6 La inspección

Hizo: Casi pensé que estaba jugando con nosotros, el director del proyecto. Allí, ahora estaba parado en nuestro baño y dejó que sus ojos vagaran por un máximo de 15 segundos. - Sí, esto se ve bien. ¿Estás satisfecho?

Si no hubiera señalado que el ventilador en realidad sonaba como una aspiradora central y que el nivel del agua en el inodoro estaba solo medio lleno, no hubiera pasado nada.

Debería haberlo hecho: Contrata a un topógrafo independiente. Si ha pagado el salario de varios meses por un baño, también podría pedir prestado y pagar unos cuantos miles más.

CONSEJOS: Puedes encontrar inspectores sbr.se , el sitio web de la Asociación Sueca de Ingenieros Civiles. Ver también besiktning.nu (Las Cámaras de Comercio).

7 Finalmente

Hizo: Exigió que estuvieran listos. "¡No!" Me sonrojé. El director del proyecto desapareció, y no volveríamos a ver el humo de él. En cambio, vino uno de los compinches. ¿Qué tipo de empresa dirigía en realidad?

Hice unas cuantas llamadas, y por la información que obtuve pude calcular, entre otras cosas, que la empresa difícilmente podía tener tantos empleados o empleados como se jactaban en su sitio web. Y... no, esto probablemente no era una cuestión de ninguna actividad directa de tiza blanca. Dejamos que el compinche y un plomero contratado arreglen las últimas fallas en un tenso silencio.

Debería haberlo hecho: Ha sido aún más asertivo. Pregonamos nuestra ira y advertimos a los demás al recalcar nuestras experiencias en todos los sitios de foros imaginables de la red. Tal vez puro chisme para las autoridades. Pero nunca resultó de esa manera. Probablemente estábamos demasiado cansados, demasiado cobardes. Y un domingo a mediados de septiembre el baño estaba listo, y tres días después nació nuestro segundo hijo y luego inmediatamente tuvimos otras cosas en qué pensar.

CONSEJOS: Firmar un acuerdo sobre penalización por demora antes de que comiencen las renovaciones.